Para ello se pueden utilizar preguntas del estilo:
- ¿Con qué información contamos?
- ¿Tenemos toda la información que consideramos imprescindible?
- ¿Qué información nos falta?
- ¿Qué debemos preguntarnos?
- ¿Cómo y de dónde podemos extraer la información que nos hace falta?
Una vez que se conoce qué información se necesita, la persona que la solicita debe formular preguntas muy concretas con el fin de obtener esa información.
Cuando se aporte hechos a modo de información es necesario plantearse el grado de certeza de los datos aportados y para ello se debe distinguir entre hechos y probabilidades, hechos y creencias o incluso en algunos casos hay que plantearse si hay algún hecho que aportar.
Obviamente no siempre es posible comprobar toda la información con rigor científico, en cuyo caso se puede establecer un sistema con dos niveles de información:
- Hechos comprobados
- Hechos no comprobados (que de Bono también denomina creencias).
Cuando se llega a este punto en el que se tiene esta diferenciación entre hechos (o información) comprobados y no-comprobados es importante clarificar qué uso se les va a dar. Si se decide que algunos de los hechos no-comprobados son útiles para la sesión, la toma de decisiones, etc se trabajará sobre ellos para intentar verificarlos.
Cuando se utiliza este sombrero no se deben expresar la opinión propia del que está hablando, pero en cambio sí es posible informar sobre la opinión real de otras personas que no están participando en la sesión.
Este sombre se utilizará al principio de la reunión (después del sombrero azul inicial, que comenté en el post anterior) cuando planteemos la reunión como una sesión de pensamiento, mientras que lo usaremos hacia el final de nuestra reunión como evaluación.
Cuando un pensador utiliza el sombrero blanco se esfuerzan por ser más neutros y objetivos en la presentación de la información. Recordemos que el blanco sugiere neutralidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario