En el post de ayer, hablaba de la gestión de personas (individualmente o en equipo) y la gestión del rendimiento, pero me dejaba una parte en el tintero de forma consciente.
¿Para qué queremos gestionar esas personas con el objetivo de incrementar el rendimiento? Pues la respuesta parece obvia, para conseguir que el negocio tenga mejores resultados.
¿Y cómo debo enfocar mi forma de proceder con el equipo para mejorar esos resultados?
Debo conseguir que el equipo esté alineado con la estrategia de la empresa, pero no dejándose llevar por las pautas marcadas, sino con compromiso. Y aquí es donde, según mi punto de vista, podemos ver una gran diferencia entre la forma de gestión que debemos aplicar en una start-up y una empresa grande y consolidada (haciendo referencia a las preguntas que yo planteaba en mi primer post). En una start-up la gente suele estar alineada y comprometida por naturaleza (de lo contrario probablemente no estarían en ese proyecto), mientras que en una gran empresa, es relativamente fácil encontrarte con personas que "se dejan llevar" y realmente no sienten el compromiso.
Ese suele ser uno de los grandes retos de los mánagers, líderes y gestores. Conseguir ese alineamiento y compromiso. Y no es fácil, pero no desesperemos, ¡es posible!
Como resumen, mi intención inicial es hablar en el blog es hablar de tres líneas de trabajo en la gestión:
- Gestionarnos nosotros mismos, y para ello debemos conocernos profundamente y no pensar que ya nos conocemos porque llevamos muchos años viviendo con nosotros mismos (como me gusta decir a mi).
- Gestionar y liderar a otros, es decir a nuestros equipos o a las personas con las que tenemos contacto y queremos hacer algo en común.
- Gestionar el negocio (en el amplio sentido, un matrimonio se puede considerar un "negocio" en el que las dos partes tienen que estar alineadas y comprometidas), alineando las actividades del equipo con la estrategia (que puede ser la de la compañía, pero también la del propio grupo) y conseguir el compromiso con esa estrategia.
En el próximo post os contaré una anécdota que me sucedío hace algo más de un año, que a mi me ha hecho reflexionar en numerosas ocasiones.
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