En cuanto a las interacciones dentro de un equipo, se pueden dar básicamente de dos tipos
- Interacciones orientadas a acometer la tarea que tiene asignada el equipo. Se centran en el contenido, en lo que se hace en el grupo
- Interacciones orientadas a la actividad social del grupo. Se enfocan en el proceso, en cómo el equipo lleva a cabo las tareas que tiene asignadas, en el funcionamiento del mismo, etc.
En este segundo tipo de interacciones, nos podemos encontrar con interacciones positivas (contribuyen al desarrollo y avance del grupo) o negativas (dificultan o entorpecen el desarrollo y avance del grupo).
Cuando se producen interacciones negativas, como por ejemplo, hostilidad, silencios, "venganzas", etc, hay que considerarlas como un síntoma de que está pasando algo y hay que actuar para solucionarlo (podemos estar entrando en la fase de Conflicto a pesar de haberla superado en el pasado). Por ejemplo es posible que no se esté teniendo en cuenta la satisfacción de ciertas necesidades individuales de alguno o varios de los miembros del equipo, y se esté haciendo excesivo énfasis en la tarea.
La observación de estas interacciones nos puede ayudar considerablemente a determinar si el funcionamiento del equipo es o no eficaz. Y es importante destacar que no sólo el líder debe ser capaz de esta observación, sino que cada miembro debe desarrollar la capacidad de observación de las interacciones en el grupo, de modo que se conviertan a la vez en participantes y observadores.
Tras esta observación y una puesta en común se podrá llevar a cabo un análisis de qué está pasando en el equipo, determinar qué es lo que enfatizar (cuando se hayan observado puntos positivos y fuertes en las interacciones, ya que no me quiero centrar solo en la parte negativa de las interacciones que sería lo más fácil siguiendo nuestra cultura latina), qué se quiere mejorar (cuando se detecten puntos negativos o débiles) y cuáles son los siguientes pasos a dar.
Entre los patrones de comunicación y participación que se da entre los miembros se puede analizar
- Cómo participan los miembros del equipo y en qué grado
- ¿Se comparte el conocimiento? y ¿cómo se lleva a cabo esa compartición?
- ¿Existen necesidades de comunicación que no están satisfechas en el grupo?
- Cuando hay que tomar decisiones ¿cómo se toman?, ¿hay aportaciones, sugerencias, comentarios de los miembros del equipo antes de tomar una decisión?
- Cuando hay un conflicto latente ¿cómo actúan los distintos miembros del equipo? ¿cómo se ponen de manifiesto dichos conflictos?, ¿quién interviene?, ¿con qué ánimo lo hace?, ¿hay venganzas en el equipo?
- ¿Se cuestionan las directrices del líder?
- Los miembros del equipo ¿manifiestan su apoyo al líder y al resto de miembros? ¿lo hacen en privado o públicamente?
- ¿Se reconocen los éxitos tanto del equipo como individuales? ¿quién hace esos reconocimientos?
- ¿Se agradece la colaboración o ayuda prestada por los miembros del equipo?
- ¿Se manifiestan las inquietudes, temores, miedos en el equipo?
- ¿Hay feedback de las aportaciones o de las decisiones tomadas? ¿es constructivo o destructivo?
- Etc.
Si somos capaces de observar y analizar estas interacciones, podremos determinar no sólo los puntos fuertes y que por tanto merezca la pena seguir cultivando, sino también los puntos débiles que sobre los que haya que trabajar para mejorar la eficacia de nuestro equipo.
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